lunes, 5 de abril de 2010

Semana Santa 2010


Con la celebración de Jesús resucitado quedó atrás la Semana Santa del 2010. Nace un nuevo año cristiano y los que damos continuidad a la fe de nuestros mayores lo acabamos de celebrar.
Como dije, he pasado la Semana Santa en el Toboso. Con mis abuelos maternos y con las hermanas Clarisas, en cuyo convento –en su Hermita- he sido testigo de la pasión muerte y resurrección de Cristo. Estoy especialmente contento por mi colaboración en los oficios. Aportar mi granito de arena para que las cosas salgan bien siempre es gratificante. El jueves ofrecí mi pie para que fuera lavado. El viernes leí la parte del narrador de la Pasión según San Juan y el Sábado por la noche leí la Carta de San Pablo a los Romanos. Tres episodios a cuál más emocionante.

En el plano familiar es muy gratificante poder seguir disfrutando de mis abuelos, con 85 y 84 años a sus espaldas es de admirar como tienen sus cabezas. Quizás el puntazo fue cuando le dije a mi abuela, Lola, el sábado por la tarde, que sí sería tan amable de concederme una entrevista. Encantada aceptó y tuve que parar a las dos horas porque le empezaba a doler la cabeza, jajajaja. Gracias mil, abuela. Hicimos un recorrido muy interesante por su biografía, pero también por la del pueblo y por la de España. Por cierto, a los de la memoria histórica gubernamental, que apunten los trece fusilados que en manos de los republicanos cayeron en el Toboso.
Han sido muchos los hermosos momentos vividos en estos días. Sentir la Cruz de Jesús un año más ha sido emocionante. Las calles y las procesiones, la fe de nuestros mayores convertida en poesía de nuestros jóvenes, el clamor popular, la entrega, las colaboraciones, los recuerdos, lo vivido ya forma parte de nuestro pasado más reciente. Nadie lo robará, es nuestro y esta experiencia ni se compra ni se vende.

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