jueves, 27 de enero de 2011

Es momento de la sociedad civil

Mario Conde habla claro…y no necesariamente alto, se le entiende perfectamente. Así lo demostró el pasado miércoles en el diminuto –por el número de asistentes- salón de actos de la Diputación de Albacete. Difícilmente cabía un alfiler.

Nos habló de economía, de pérdida de valores, del papel a cumplir por el hombre en la tierra y de lo importante que es una sociedad civil viva y participativa como garantía de toda democracia que se precie; todo con mucho sentido común, que es lo que yo creo que falta en este país, sobre todo en la clase política.

¿Cuál es el papel de una entidad financiera? Tomar prestados los ahorros de su comunidad para invertirlos creando riqueza en la propia comunidad, vía empresa privada. ¿Qué se ha hecho en los últimos tiempos? Especular con nuestro dinero, y para colmo, fuera de nuestras fronteras. ¿Claro, no?

Nosotros también somos responsables de esta crisis pues hemos renegado de la escala de valores que forma parte de nuestra cultura, y ésta es heredera del cristianismo. No es tanto que se crea en Dios o no, que eso es cuestión de cada cuál, sino que se crea en el hombre, en la tradición humanista que nos precede, señaló el ponente. Y tengo la sensación de que en los últimos tiempos la codicia y la avaricia han nublado nuestra visión del horizonte. Como sociedad creo que tenemos pendiente una reflexión con nosotros mismos, con nuestra forma de pensar.

¿Y la sociedad civil, dónde está? En opinión de Conde, y estoy de acuerdo con él, el ciudadano de hoy se encuentra noqueado, perdido en medio de esta crisis económica, pero también humana. No fueron pocos los ejemplos que puso, increíblemente alarmantes, a los que la ciudadanía hemos dado la callada por respuesta.

Y la conclusión, pues claro, que la solución a toda esta decadencia depende de nosotros mismos. Las entidades financieras han faltado a su principal cometido, nosotros hemos caído en la tentación, en la trampa, y los gobiernos ofrecen la deuda que luego nosotros tenemos que pagar. Nos urge exigir sentido común, claridad, transparencia y buen hacer, urge volver a mirar a los ojos de los hombres. Estoy de acuerdo con Mario, ha llegado el momento de la sociedad civil.

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