martes, 15 de marzo de 2011

"La velocidad del paro", hoy en La Tribuna de Albacete


Prohibir está de moda, y si no se prohíbe pues se limita, que para eso está el gobierno, que piensa y se preocupa de nosotros, ciudadanos indefensos. Ocurrió con el vino, luego con las hamburguesas, después con el tabaco y ahora con la velocidad. Dice Zapatero que limitar la velocidad a 110 kilómetros por hora es bueno porque así salvaremos vidas y gastaremos y contaminaremos menos. ¿Y por qué no adoptó esta medida tan “beneficiosa” –y tan patéticamente paternalista- nada más llegar al gobierno? ¿Y por qué a renglón seguido dice que “ojala” la limitación pueda levantarse cuanto antes? Pues porque una vez más el Presidente del gobierno miente. Ninguna de las potenciales consecuencias citadas es lo que se persigue con la rebaja del límite de velocidad. Lo que ocurres es que mientras hablemos de la ley antitabaco y de la velocidad en las carreteras no se habla del caso Faisán, de las indemnizaciones fraudulentas aprobadas por la Junta de Andalucía ni del pan nuestro de cada día, o lo que es lo mismo, de que el número de parados no deja de crecer. El señor Zapatero se equivoca de lleno. Observo que incluso sus votantes -¡vaya tela!-, empiezan a estar un poco hartos y cansados de que les digan lo que tienen que hacer a cada momento del día, y donde. Un hartazgo que se contagia a marchas forzadas cuando todos tenemos a gente cerca que está pasando las de Caín, cuando vemos que los comedores sociales, de los que Cáritas tiene tanto que decir, están repletos de personas como usted lector y como yo, y, cuando frente a tan graves problemas, lo que se le ocurre al gobierno es, ni más ni menos, que acudir a la técnica de la distracción bajando el límite de velocidad. No señor Zapatero, son muchos años ya, demasiados, los que lleva tomándonos el pelo a los españoles. Decía Walt Whitman que “a mi juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz”. Estamos de acuerdo, y si el gobierno ha de esforzarse por bajar algo que sea la velocidad del paro.

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