viernes, 1 de abril de 2011

Calles vacías


Me asomo a la ventana y veo las calles vacías. No doy crédito, me dirijo al salón, subo la persiana y salgo al balcón. Efectivamente, soledad y silencio en parques, calles y avenidas. Recuerdo entonces la novela de un autor premiado con el Nobel que Sartre rechazó, titulada Ensayo sobre la ceguera. Así creo que estamos todos: ciegos para no ver, sordos para no escuchar. O si no 1984 de George Orwell, que nos recuerda que también nosotros vivimos bajo los tentáculos del “sistema”.

Por la paz lucharon con la palabra y la obra grandes maestros como Tolstoi o Gandhi. Anterior a ellos lo hizo Jesús con un sencillo pero a la vez gran imperativo: “amaos los unos a los otros”. Si corremos las cortinas que nos ciegan, dejamos a un lado nuestros complejos y prejuicios, apelamos al sentido común y a una inteligencia coherente, vemos a un montón de artistas hipócritas en la gala de entrega de los premios malditos, no hace muchos años, gritando “no a la guerra”. En aquella guerra –malditas todas- nuestros militares acudieron en labor humanitaria para ayudar al pueblo iraquí. Hoy vuelan a Libia con veloces y potentes cazas, y no precisamente para repartir caramelos. ¿Dónde están los del “no a la guerra” que otrora plagaron las calles? Me imagino que esperando recibir alguna subvención en medio de la calle vacía.

Publicado hoy en La Verdad de Albacete

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