lunes, 22 de agosto de 2011

Con Pérez Reverte: sobre agresiónes JMJ





"Nadie puede decir,después del tuiteo intenso de la semana pasada,que el arriba firmante sea muy pro-Benedictus o aficionado al agua bendita.

Ni que monseñor Rouco pueda considerarme miembro conspicuo de su club de fans.

Aclarado eso, diré que hubo una foto esta semana que me hizo echar la pota.

Un energúmeno con las venas del cuello hinchadas, desaforado, gritándole en la oreja a una muchacha asustada que besaba un crucifijo.

Se sentía provocado, por lo visto, hasta estallar de cólera, porque la chica rezaba.

Será un reflejo de educación machista, o lo que sea. De mis 59 tacos. Pero ese pavo aullante me dio vergüenza ajena. De ser hombre.

Me recordó aquella foto de Capa con los héroes de la Resistencia (de última hora, claro) riéndose de una pobre mujer a la que paseaban.

La habìan rapado y la paseaban con su hijo en brazos y la svástica pintada en la frente. Tronchándose de risa.

Algo me dice que el mecanismo íntimo de una y otra foto no es por completo diferente.

Quizá porque cuando trabajaba en sitios oscuros vi a mujeres indefensas a las que también gritaban, con crucifijo o sin él.

Unos gritaban, y otros hacían cosas peores. Todo muy tradicional: perra bosnia, perra croata, perra judìa, perra cristiana. Vieja historia.

Trabajando en aquellos lugares (21 años dan de sí) también me avergoncé muchas veces de ser hombre. Ser hombre empeora al ser humano. Creo.

No es una teoría sociológica. Sólo una impresión de vida. Seguramente errónea. Esa vida me hizo subjetivo, supongo.

Lo mismo sólo es vieja deformación profesional, y aquel energúmeno gritándole a la chica asustada,porque rezaba,sea lo más normal del mundo.

Lo más normal de este puto y confuso mundo.

Quizá por eso hay días en que me encanta el olor a napalm por la mañana."


* Comentarios de Pérez Reverte a través de Twitter la semana pasada respecto a la agresión sufrida por una niña mientras besaba un crucifijo en la Puerta del Sol. No tengo nada más que añadir.

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