miércoles, 31 de agosto de 2011

martes, 30 de agosto de 2011

"EU de Europa", por Manuel Molares do Val

"Compare usted a la ministra alemana de Trabajo y Bienestar Social desde 2009, la cristianodemócrata Úrsula von der Leyen con cualquier miembro del gobierno de Zapatero y sentirá envidia de Alemania, a la vez que se explicará por qué su país es puntero, y España está tutelada ahora por esa y otras grandes economías.
Von der Leyen, de 53 años, es una economista de primer nivel, formada en Göttingen, Münster y en la London Economics, y además, médico epidemiólogo y profesora de la universidad de Hannover. Tiene siete hijos y está casada con un eminente investigador, científico y profesor. Por último, es guapa. Una superwoman sin cuotas sexuales.Desde 2005 hasta 2009, y con la fracasada Angela Merkel, Zapatero dixit, fue ministra de Familia, Ancianos, Mujeres y Juventud, es decir, la suma de Leire Pajín, Bibiana Aído y Pedro Zerolo, socialistas españoles cuyo currículo, mejor, no mentarlo.Esta diferencia establece lo que es un país serio y otro de alegres comadres, y lo peor es que el candidato Rubalcaba trae cono número dos a la tatuada Elena Valenciano, que fue incapaz de terminar carrera alguna.Pues bien, la señora Von der Leyen, pegada a Merkel porque la canciller alemana quiere a su lado a la gente más competente, incluso aunque le lleve la contraria, no como Zapatero, que siempre buscó ministros más tontos que él, ha propuesto crear los Estados Unidos de Europa, los EUE.«Mi meta son los Estados Unidos de Europa siguiendo el ejemplo de otros estados federales como Suiza, Alemania o EEUU», afirma en declaraciones al semanario germano Der Spiegel.España necesita a gente como esta señora. Fuera incompetentes dedicados a sus caprichos e ignorancias.Frente a Zapatero, Pajín, Aido y Zerolo, que nos gobierne Úrsula o alguien similar."

Bastante claro, ¿no? Hoy en Diario de Burgos.

lunes, 29 de agosto de 2011

Catorce años...

Te recuerdo con el caminar pausado, sigiloso, fatigado, unida al moño del que orgullosa siempre te sentiste, perfecto, lacado, en la cima coronando. ¿Cuántos versos salieron de tu boca? ¿Cuántas poesías me regalaste? Fueron incontables las palabras de amor que salieron acariciando tus labios y que en nuestro interior se fueron almacenando. ¡Qué cabeza, qué memoria! Y si en el tiempo me aventuro, infinitas fueron las veces que morderme la lengua me pediste antes de contestar a quienes la vida me dieron, en aquella época de rebeldía adolescente por la que todos hemos pasado. Y qué recuerdo más bello el de aquél bautizo del nieto y hermano pequeño en el que juntos como padrinos pudimos estar. Pero es que fueron tantos los besos, abrazos, cánticos y sonrisas que nos hubiste de regalar…

Catorce años ya, y si cierro los ojos aún siento los llantos de Madre nada más el teléfono descolgar. Y no digamos los de Padre ante la despedida fugaz. Catorce años con sus días, amaneceres y anocheceres, y no finaliza uno solo sin que me acuerde de ti. A penas han pasado catorce años y cuánto te hecho de menos…

Hoy he asistido a misa en tu honor, he rezado como tú me enseñaste, en la Iglesia, a donde acudo con cierta frecuencia, tal y como tú me aconsejaste, y así crece mi esperanza de cogerte algún día del brazo y volver contigo a la cocina, la tuya, a escuchar esas poesías que con una voz angelical me recitabas, nos decías.

domingo, 28 de agosto de 2011

La juventud del Papa

Hace una semana Madrid se desvestía de cientos de miles de sonrisas, banderas, cánticos y alegría. Posiblemente ya no volvamos a ver algo similar hasta el año 2013 en Río de Janeiro, donde se celebrará la próxima JMJ. No conozco en la historia reciente de Europa, ya no digamos de España, a una persona que haya congregado entorno a sí a más de un millón –mucho más- de jóvenes de todas las edades y de 193 países del mundo. Jesucristo lo hizo en la persona de Benedicto XVI. El mensaje de las jornadas es sencillo y a su vez contundente, lo podemos dejar, por resumir, en un “amaos los unos a los otros como Él os ha amado”. Un mandato al que no estamos acostumbrados en estos tiempos que corren.

Momentos estelares han sido la llegada del Papa a la Puerta de Alcalá y a la Plaza de Cibeles el jueves por la tarde, el Vía Crucis del viernes tarde-noche y no digamos las 24 horas vividas en la base aérea de Cuatro Vientos, tormenta incluida. Escuché a un peregrino italiano decir que estaba viviendo una “tormenta de emociones”. Pues eso.

¡Y qué juventud! Ya digo, de todas las edades. Han dado un ejemplo abrumador de civismo, respeto, firmeza –en la Fe- y paciencia. Y de convivencia. Porque en Madrid se han dado cita personas pertenecientes a las culturas más dispares y no ha habido ni un solo problema entre ellos. Ni alianzas de civilizaciones ni naranjas de la china. Jesús.

Pero es que también han dado ejemplo del mensaje de Cristo al poner la “cara” frente a los improperios y las agresiones de la chusma, sospechosos adalides de la libertad. Sí, la chusma, porque en un Estado Social y Democrático de Derecho como en el que vivimos no se puede consentir que el personal agreda verbal y físicamente a la gente por el mero hecho de profesar una ideología o religión distinta, diferente. Porque eso se llama totalitarismo, porque con actuaciones así se vulnera uno de los derechos fundamentales que al ciudadano garantiza nuestra Carta Maga, el de la libertad ideológica, religiosa y de culto, y porque el respeto es pilar fundamental de una sociedad democrática que se precie, avanzada. Incluido, por supuesto, el respeto a los católicos.

*** Publicado en el diario El Pueblo el 27.08.2011
*** Publicado en La Tribuna de Albacete el 30.08.2011

jueves, 25 de agosto de 2011

Desplome moral

"Se está dando un auténtico desplome moral. Con frecuencia se asiste a este fenómeno como espectador, sin percatarse quizá de la magnitud de la realidad, ni de la gravedad y hondura del problema. Se extiende y fomenta claramente el relativismo, la indiferencia y la permisividad más absoluta, inseparables de un laicismo activo: todo ello, incentivo y síntoma de quiebra y de corrupción moral. Algunos hechos despuntan como puntas de iceberg de este desfondamiento.

Podríamos señalar numerosos ejemplos, no presuntos sino reales, de quiebra y corrupción moral. Pero me limito a uno que es emblemático y sangrante. Me refiero, como es obvio, al aborto: al aborto legalizado, más aún, estimado nada menos que como un derecho en la legislación española, y al aborto practicado en tan alto número como se practica en España y en el mundo occidental. Digámoslo sin eufemismo alguno y con todo respeto: la reciente legislación constituye un paso más hacia una cultura nihilista y de muerte que corrompe al ser humano. Ante esto no hay todavía reacción social que clame con vigor y verdad: ¡Basta ya! Sí, ¡basta ya! a un estado de opinión, a un clima cultural artificialmente creado, insensible a la eliminación de vidas humanas débiles, inocentes e indefensas, no nacidas. Esto corrompe y quiebra al hombre en su conciencia. Nada más degradante para el hombre y la sociedad.

Todo esto, se quiera o no, contribuye al deterioro moral. Toda ley ha de ser educativa y no degradante del hombre; ha de buscar la salud moral y espiritual de la sociedad, de las instituciones y de las personas que la integran. El aborto no es una cuestión aislada. La falta de respeto a la criatura humana y el trato vejatorio dado a la que es la más débil de los seres humanos es síntoma de que la persona humana no cuenta, de que se la desprecia, se diga lo que se diga y se encubra con los argumentos falaces con que se quiera encubrirlo.

Quien no respeta la vida del niño no nacido, del ser humano indefenso, al que se le condena sin que medie posibilidad remota de defensa, no merece muchas garantías de que va a respetar a otras personas y otras cosas. Como el ser humano en gestación, no nacido, no tiene poder y como no posee nada, su existencia es decidida conforme a los intereses y preocupaciones de aquellos que tienen poder (padres, sociedad, Estado). El derecho a la existencia no se deriva entonces de su propia dignidad y valor, sino de la realidad ajena a él. Ésta es la total alienación del ser humano: su identidad, su ser persona respetable y digna por sí misma, la deciden otros.

Esto es así. Y esto genera una mentalidad, al mismo tiempo que la expresa. Lo que está en juego es el hombre, la persona humana, y su verdad, base de todo el comportamiento humano digno, verdadero y justo. Detrás de la corriente y de las legislaciones abortistas o permisivas del aborto se esconde una manera de pensar y de situarse el hombre ante su sentido y destino, en la que, en el fondo, no se puede afirmar algo definitivo y con pretensión de verdad sobre el hombre, o sobre el bien y el mal; más bien, sólo lo que la libertad decida. Así solamente cabrá el relativismo, el vacío o la nada. Éste es el verdadero problema donde se asienta la quiebra moral, la quiebra del hombre y de la sociedad.

Bueno y malo, honesto y deshonesto, justo o injusto no pasan de ser palabras, o apreciaciones. Moralmente bueno, para muchos, es todo aquello que agrada, que interesa, que no crea problemas, que da dinero y poder, o que reporta placer y goce al individuo. Falta formación moral y sobra relativismo. Se aprecian más, en muchas ocasiones, los bienes materiales que la misma vida humana. Se está proponiendo, sobre todo a niños y jóvenes, una sociedad de cosas más que de personas.

La crisis moral es quiebra de humanidad. El desfondamiento moral acarrea el hundimiento de lo humano del hombre. Consciente o inconscientemente se ha ido quebrando la moral de nuestro pueblo. Se han difundido, o se están difundiendo ideas, se han promovido o se están promoviendo comportamientos, y ofrecido modelos, hasta arrancar criterios y valores capaces por sí mismos de sustentar una vida moral digna del hombre conforme a la razón. El precio del deterioro moral, al que se nos ha acostumbrado, lo paga siempre la persona humana.
Cuando se pierde o sistemáticamente se destruye el sentido del valor trascendente de la persona humana, se resiente el cimiento mismo de la convivencia política, y toda la vida personal, social, económica o política se ve poco a poco comprometida, amenazada y abocada a su disolución. El riesgo de la alianza entre democracia y relativismo es evidente. Pero una democracia asentada en el relativismo se convierte con facilidad en totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia.

Es preciso cambiar. Urge el cambio. Ha llegado la hora de un renacimiento moral. Es hora de la responsabilidad. Situarse con verdad, lucidez y libertad ante legislaciones permisivas del aborto, es una oportunidad que no deberíamos dejar escapar."

*** Por don Antonio Cañizares

martes, 23 de agosto de 2011

"Sobre imbéciles y malvados", por Arturo Perez Reverte (XL Semanal 21.08.11)

"No quiero, señor presidente, que se quite de en medio sin dedicarle un recuerdo con marca de la casa. En esta España desmemoriada e infeliz estamos acostumbrados a que la gente se vaya de rositas después del estropicio. No es su caso, pues llevan tiempo diciéndole de todo menos guapo. Hasta sus más conspicuos sicarios a sueldo o por la cara, esos golfos oportunistas -gentuza vomitada por la política que ejerce ahora de tertuliana o periodista sin haberse duchado- que babeaban haciéndole succiones entusiastas, dicen si te he visto no me acuerdo mientras acuden, como suelen, en auxilio del vencedor, sea quien sea. Esto de hoy también toca esa tecla, aunque ningún lector habitual lo tomará por lanzada a moro muerto. Si me permite cierta chulería retrospectiva, señor presidente, lo mío es de mucho antes. Ya le llamé imbécil en esta misma página el 23 de diciembre de 2007, en un artículo que terminaba: «Más miedo me da un imbécil que un malvado». Pero tampoco hacía falta ser profeta, oiga. Bastaba con observarle la sonrisa, sabiendo que, con dedicación y ejercicio, un imbécil puede convertirse en el peor de los malvados. Precisamente por imbécil.

Agradezco muchos de sus esfuerzos. Casi todas las intenciones y algunos logros me hicieron creer que algo sacaríamos en limpio. Pienso en la ampliación de los derechos sociales, el freno a la mafia conservadora y trincona en materia de educación escolar, los esfuerzos por dignificar el papel social de la mujer y su defensa frente a la violencia machista, la reivindicación de los derechos de los homosexuales o el reconocimiento de la memoria debida a las víctimas de la Guerra Civil. Incluso su campaña para acabar con el terrorismo vasco, señor presidente, merece más elogios de los que dejan oír las protestas de la derecha radical. El problema es que buena parte del trabajo a realizar, que por lo delicado habría correspondido a personas de talla intelectual y solvencia política, lo puso usted, con la ligereza formal que caracterizó sus siete años de gobierno, en manos de una pandilla de irresponsables de ambos sexos: demagogos cantamañanas y frívolas tontas del culo que, como usted mismo, no leyeron un libro jamás. Eso, cuando no en sinvergüenzas que, pese a que su competencia los hacía conscientes de lo real y lo justo, secundaron, sumisos, auténticos disparates. Y así, rodeado de esa corte de esbirros, cobardes y analfabetos, vivió usted su Disneylandia durante dos legislaturas en las que corrompió muchas causas nobles, hizo imposibles otras, y con la soberbia del rey desnudo llegó a creer que la mayor parte de los españoles -y españolas, que añadirían sus Bibianas y sus Leires- somos tan gilipollas como usted. Lo que no le recrimino del todo; pues en las últimas elecciones, con toda España sabiendo lo que ocurría y lo que iba a ocurrir, usted fue reelegido presidente. Por la mitad, supongo, de cada diez de los que hoy hacen cola en las oficinas del paro.

Pero no sólo eso, señor presidente. El paso de imbécil a malvado lo dio usted en otros aspectos que en su partido conocen de sobra, aunque hasta hace poco silbaran mirando a otro lado. Sin el menor respeto por la verdad ni la lealtad, usted mintió y traicionó a todos. Empecinado en sus errores, terco en ignorar la realidad, trituró a los críticos y a los sensatos, destrozando un partido imprescindible para España. Y ahora, cuando se va usted a hacer puñetas, deja un Estado desmantelado, indigente, y tal vez en manos de la derecha conservadora para un par de legislaturas. Con monseñor Rouco y la España negra de mantilla, peineta y agua bendita, que tanto nos había costado meter a empujones en el convento, retirando las bolitas de naftalina, radiante, mientras se frota las manos.

Ojalá la peña se lo recuerde durante el resto de su vida, si tiene los santos huevos de entrar en un bar a tomar ese café que, estoy seguro, sigue sin tener ni puta idea de lo que vale. Usted, señor presidente, ha convertido la mentira en deber patriótico, comprado a los sindicatos, sobornado con claudicaciones infames al nacionalismo más desvergonzado, envilecido la Justicia, penalizado como delito el uso correcto de la lengua española, envenenado la convivencia al utilizar, a falta de ideología propia, viejos rencores históricos como factor de coherencia interna y propaganda pública. Ha sido un gobernante patético, de asombrosa indigencia cultural, incompetente, traidor y embustero hasta el último minuto; pues hasta en lo de irse o no irse mintió también, como en todo. Ha sido el payaso de Europa y la vergüenza del telediario, haciéndonos sonrojar cada vez que aparecía junto a Sarkozy, Merkel y hasta Berlusconi, que ya es el colmo. Con intérprete de por medio, naturalmente. Ni inglés ha sido capaz de aprender, maldita sea su estampa, en estos siete años".

*** Mis más sinceros aplausos Sr. Reverte, alto y claro, como corresponde.

lunes, 22 de agosto de 2011

Con Pérez Reverte: sobre agresiónes JMJ





"Nadie puede decir,después del tuiteo intenso de la semana pasada,que el arriba firmante sea muy pro-Benedictus o aficionado al agua bendita.

Ni que monseñor Rouco pueda considerarme miembro conspicuo de su club de fans.

Aclarado eso, diré que hubo una foto esta semana que me hizo echar la pota.

Un energúmeno con las venas del cuello hinchadas, desaforado, gritándole en la oreja a una muchacha asustada que besaba un crucifijo.

Se sentía provocado, por lo visto, hasta estallar de cólera, porque la chica rezaba.

Será un reflejo de educación machista, o lo que sea. De mis 59 tacos. Pero ese pavo aullante me dio vergüenza ajena. De ser hombre.

Me recordó aquella foto de Capa con los héroes de la Resistencia (de última hora, claro) riéndose de una pobre mujer a la que paseaban.

La habìan rapado y la paseaban con su hijo en brazos y la svástica pintada en la frente. Tronchándose de risa.

Algo me dice que el mecanismo íntimo de una y otra foto no es por completo diferente.

Quizá porque cuando trabajaba en sitios oscuros vi a mujeres indefensas a las que también gritaban, con crucifijo o sin él.

Unos gritaban, y otros hacían cosas peores. Todo muy tradicional: perra bosnia, perra croata, perra judìa, perra cristiana. Vieja historia.

Trabajando en aquellos lugares (21 años dan de sí) también me avergoncé muchas veces de ser hombre. Ser hombre empeora al ser humano. Creo.

No es una teoría sociológica. Sólo una impresión de vida. Seguramente errónea. Esa vida me hizo subjetivo, supongo.

Lo mismo sólo es vieja deformación profesional, y aquel energúmeno gritándole a la chica asustada,porque rezaba,sea lo más normal del mundo.

Lo más normal de este puto y confuso mundo.

Quizá por eso hay días en que me encanta el olor a napalm por la mañana."


* Comentarios de Pérez Reverte a través de Twitter la semana pasada respecto a la agresión sufrida por una niña mientras besaba un crucifijo en la Puerta del Sol. No tengo nada más que añadir.

martes, 16 de agosto de 2011

Jornada Mundial de la Juventud (y III)

A lo largo de estos últimos días las distintas ciudades y pueblos de España han ido acogiendo en sus casas y parroquias a los jóvenes peregrinos llegados de todas las partes del mundo para participar en la JMJ que está a punto de empezar. España se ha poblado de alegría, esperanza e ilusión y eso, en los tiempos que corren, es de agradecer. Aquí en Albacete, sin ir más lejos, todo esta a punto para iniciar la peregrinación de nuestra diócesis a Madrid. En breve va a dar inicio lo que, sin lugar a dudas, será uno de los acontecimientos del año en nuestro país y que convertirá a España por unos días en el centro de atención mundial. El mensaje de Jesucristo es así de Grande.

Tengo delante de mí la foto de Namrata Nayak, una niña de 10 años perteneciente a la casta de los intocables y que sufrió quemaduras en el 40 % de su cuerpo durante una serie de ataques contra los cristianos en la India. Corren malos tiempos para los fieles de la Iglesia Católica, reivindicar con orgullo la fe en Dios y su hijo Jesús se paga hoy en muchas partes del mundo con la vida. Testimonios como el de Namrata estarán muy presentes estos días en Madrid, es de justicia. Aquí en España se nos ataca de otra manera. Nuestra respuesta la veremos en unas horas. Miles de jóvenes nos vamos a unir para reivindicar con alegría el mensaje de amor, fe y esperanza que Jesús trajo para la humanidad. Responderemos a los ataques de estos días y a los intentos de boicot a la JMJ con una sonrisa, cánticos y rezos por el hombre (y la mujer, se entiende), sea éste creyente o no. ¡Si es que… lo que no pase en España…! Incluso David Hatchwell, vicepresidente de la comunidad judía en Madrid, ha emitido un comunicado en el que considera que los católicos “deben seguir unidos en sus valores y no prestar atención a lo que otros critican de sus convicciones o de su Iglesia”. Por supuesto, es de sentido común.

Sirva este encuentro en Madrid de ejemplo para la humanidad. Que el mundo entero se fije en lo realmente importante de la JMJ 2011: el mensaje de Jesús. Los que vociferan el fin de la Iglesia Católica atiendan bien, porque cientos de miles de jóvenes de todo el mundo afinan sus guitarras, aclaran sus gargantas, embellecen sus sonrisas y abren sus brazos de par en par para dar una afectuosa y cálida bienvenida a nuestro Santo Padre, Benedicto XVI. Bienvenido.

* Publicado en La Tribuna de Albacete el 14.08.2011

viernes, 12 de agosto de 2011

Jornada Mundial de la Juventud (II)

El Jubileo de 1983-1984 fue llamado Año Santo de la Redención en recuerdo de la muerte 1950 años atrás de Jesús de Nazaret. De todos los actos celebrados entonces por y para la juventud el más importante tuvo lugar en Roma, en la vigilia del Domingo de Ramos, cuando más de 300.000 jóvenes procedentes de todos los rincones del mundo participaron en el Jubileo internacional de la juventud. La Madre Teresa de Calcuta fue testigo de ese encuentro y el beato Juan Pablo II (entonces Papa) obsequió a los jóvenes allí presentes con una Cruz de madera que simboliza “el amor del Señor Jesús por la Humanidad” y les invitó a que llevaran esa Cruz a recorrer el mundo. Nacía así lo que hoy conocemos como Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un encuentro que tiene lugar cada dos o tres años entre el Papa y los jóvenes fieles de la Iglesia Católica.

Cuando en unos días se celebre en Madrid la JMJ 2011 seremos el primer país de todo el mundo en haber acogido hasta en dos ocasiones dicho acontecimiento. La otra Jornada tuvo lugar en Santiago de Compostela en 1989. Entre aquél acto y el que está por llegar encuentros espectaculares han sido el de Manila (Filipinas) de 1995 que aglutinó a más de 5 millones de jóvenes fieles o el de París de 1997 en el que el número de asistentes supero el millón y medio (algo que no ocurría desde el mítico París de mayo del 68). En unos días se calcula que más de un millón y medio de peregrinos de 192 países lleguen a Madrid para celebrar, junto a Benedicto XVI, una nueva JMJ. Estarán presentes, como “símbolos del amor de Jesús a la Humanidad”, la Cruz de la Juventud que inició su andadura por el mundo en 1984 y la imagen de la Virgen María que la acompaña desde que Juan Pablo II la entregó en el año 2003. Ambos símbolos tuvimos la suerte de tenerlos en Albacete hace unos meses, muchos fuimos los que en cada parroquia los adoramos y contemplamos emocionados, hagamos lo propio en Madrid. Dejemos el pabellón bien alto.

* Publicado en La Tribuna de Albacete el 12.08.11

miércoles, 10 de agosto de 2011

Jornada Mundial de la Juventud (I)

Permítame el lector una serie de artículos a cerca de la visita del Papa a Madrid para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) la semana del 16 al 21 de agosto próxima. Estamos ante un hecho único en la historia de España, la Cruz de la Juventud que el beato Juan Pablo II envió a recorrer el mundo está a punto de llegar a Madrid. Sirva este primer escrito para aportar información a la opinión –errónea- de algunos ciudadanos en cuanto a quién paga el evento. El otro día almorzando un amigo se quejaba de “porqué” tenía que sufragar con sus impuestos la JMJ, que él era ateo. A eso le podría haber respondido que porqué tiene que sufragar con sus impuestos unos Juegos Olímpicos quién no le guste el deporte. O porqué pagar el despliegue policial de un Barsa-Madrid o de un concierto de Bisbal si tanto uno como el otro me traen al pairo. Me callé (¿he ahí el error?). No amigo, la JMJ no la pagas tú con tus impuestos ni yo con los míos, aun siendo católico. El presupuesto de la JMJ ronda los 50 millones de euros. ¿Cómo se financian? Los cientos de miles de jóvenes llegados ya de todos los rincones del mundo, más los nacionales que vamos a participar, han hecho su pequeña aportación económica. Socios del acto –es decir, quienes ponen pasta- son El Corte Ingles, Movistar, Banco Santander, Fundación Botín, Iberia, Magnificat, Coca Cola, Mahou, Club Internacional del Libro, Nutrexpa, Canal de Isabel II, FCC, Endesa, OHL, Mutua Madrileña, Obra Social Caja Madrid, etc., los patrocinadores y amigos del acto son muchos más –entidades privadas todas-.

Señores, señoras, vamos a poner una sonrisa en el rostro, de verdad, que merece la pena. Que cientos de miles de jóvenes se junten en Madrid para reivindicar las enseñanzas de Jesús junto al sucesor de San Pedro en la Tierra creo que no tiene nada de malo. Una vez tranquilizadas las conciencias de quien cree que costea la JMJ sin quererlo piensen por un momento en, al margen de la religión, los efectos tan positivos que dicha celebración tendrá en nuestro país. El fin de semana pasado ya coincidí en Zaragoza con un grupo de jóvenes recién llegado de México. Antes de llegar a Madrid visitarán también Barcelona y Santiago de Compostela. Les puedo asegurar que los hosteleros están encantados con la JMJ. Comercios de todo tipo así como las empresas de transporte, también. Nuestra propia imagen como país, dando acogida a cientos de miles de jóvenes, unidos, alegres, emocionados, pidiendo por el mundo y la humanidad creo que es algo muy positivo. Durante una semana España será testigo de que la Iglesia Católica permanece joven y esperanzada. El resto del mundo estará pendiente por unos días de lo que Benedicto XVI y sus jóvenes fieles hagamos en Madrid. Nadie verá desórdenes –nosotros no-, ni violencia, ni ocupaciones ilegales de la vía pública, ni vomitonas en la acera, ni papeleras rotas, ni comas etílicos, ni nada de eso. Cientos de miles de sonrisas de todo el mundo serán testimonio en Madrid de que merece la pena vivir “arraigados y edificados en Cristo, firmes en la Fe” (San Pablo), el lema de la Jornada.

*Publicado en La Tribuna de Albacete el 10.08.11