martes, 10 de julio de 2012

En las nubes

Internet forma parte de nuestras vidas, qué duda cabe. Es un mundo en sí mismo, por algunos calificado como “red de redes”. Hoy día, tener acceso a Internet es poder bucear, si no en todo, en buena parte de los temas relacionados con el universo, si se me permite la expresión. Cervantes, para quien “la libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos” -¿o lo es para nuestro hidalgo más famoso?, ¿o lo es para los dos?-, posiblemente se hubiera quedado maravillado ante la posibilidad de acceder al resto del mundo desde la celda donde comenzó a escribir la obra de la literatura española más universal. 

Dicen que para aprender a escribir una biografía hay que leer antes a Stefan Zweig, para muchos el mejor biógrafo de la literatura europea del s. XX. En Internet consulté las obras disponibles en la biblioteca del barrio y allí que me dirigí. Volví a casa con María Antonieta, Balzac: la novela de una vida, Montaigne y con Fouché, el genio tenebroso. Antes, en la zona de los ordenadores, me encontré con la señora Paca, la vecina del tercero derecha. Doña Paca tiene ya ochenta y cuatro años, pero se conserva muy bien, ¡menuda cabeza! Me extrañó verla sentada delante de un ordenador y es que, entablada conversación, resulta que había hecho un curso de Internet para mayores y estaba practicando: “llega una edad en la que hay que adaptarse a los nuevos tiempos”, me dijo. Estaba consultando una página Web dedicada a la cocina tradicional; al tiempo que tomaba notas de las recetas que desconocía, hacía sus aportaciones en el foro habilitado al efecto. “Luego mis hijos y nietos se chupan los dedos”, señaló arrancándome una sonrisa. 

En una entrevista publicada en el XL SEMANAL de 1 de julio de 2012, preguntado a cerca del fenómeno de Internet y su uso, Umberto Eco contestó: "usted y yo, que gozamos de cierta riqueza de conocimientos, podemos aprovechar mejor Internet que aquel pobre señor que está comprando salami en la charcutería de ahí enfrente”. “Internet es un peligro para el ignorante porque no filtra nada. Solo es buena para quien ya conoce y sabe dónde está el conocimiento”, ésta es otra de sus lindezas. Me acordé entonces de doña Paca, antes de su contacto con Internet tuvo dos ocupaciones principalmente: ayudar a su marido en la charcutería y atender al resto de la familia. ¿Qué pensaría la señora Paca si, navegando en Internet, se topa con las declaraciones del famoso escritor y filósofo italiano? ¿Estará muy en las nubes el ático de Milán en el que vive el señor Eco? 


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(Escrito para el taller de articulismo del curso de verano la UNED «Grandes nombres del periodismo literario»)

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