jueves, 7 de febrero de 2013

Sobre "El dictado dominante", o a la inversa


Leía uno el otro día El dictado dominante, título del artículo periodístico firmado por el maestro José Jiménez Lozano en su columna, A la luz de una candela, el pasado 3 de febrero en La Tribunade Albacete.

Cuenta don José a cerca de las peripecias que vivió con la llegada de la democracia el libro Crónicas extravagantes, cuya autoría se debe a don Aquilino Duque y cuyo prólogo escribió nuestro Premio Cervantes.

Escribe el señor Lozano en El dictado dominante:

“Había tenido una primera edición –Crónicas extravagantes- hecha por la universidad de Sevilla, pero, cuando llegó la democracia, fue recogida porque en el libro podían leerse cosas atroces sobre algunos dictadores o se contaba lo que era el régimen soviético, y no eran lógicamente maravillas de libertad y justicia las que contaba, y esto fue lo que resultaba intolerable para las nuevas autoridades democráticas, que ordenaron recoger el libro.”

A lo largo del artículo, cuya lectura recomiendo vivamente, Jiménez Lozano analiza y denuncia la falsedad de nuestra democracia parlamentaria. Para ello toma como punto de partida el ejemplo de la “recogida” del libro por él prologado con la llegada de la democracia o que, y cito textualmente, “no hay separación de poderes ni igualdad ninguna ante la ley, por ejemplo entre la clase política y los miembros de la sociedad que a ella no pertenecemos”.

Pero en lo referente a la libertad de expresión, todos hemos escuchado alguna vez, en democracia claro, que aquí si hay libertad de expresión y allí, dictadura franquista, claro, no. Pues bien, junto a Crónicas extravagantes conozco yo de otro caso extravagante también.

Tuve un profesor en primero de carrera, hablamos del curso 1997/1998, que impartía la asignatura de Derecho Constitucional. Este señor, falangista camisa vieja de los de dar la espalda a Franco en El Escorial, escribió, entre otros, varios libros sobre teoría del Estado y derecho constitucional comparado. En el tomo referente a España analizaba, en las primeras 60, 70 u 80 páginas, no recuerdo cuantas eran, la legitimidad o ilegitimad de origen de la actual Monarquía Parlamentaria como forma de Estado (y recuerdo que para la Falange la forma ideal de Estado es la República). Pues bien, bajo nuestra “oprobiosa democracia” (término muy utilizado por él  en clase), el libro citado empieza por la página 61, 71 u 81. A saber, las autoridades democráticas consideraron que no era muy democrático en democracia que un profesor universitario desmontara la legitimidad de nuestra actual Monarquía Parlamentaria.

Y así siguen algunos, dominando el dictado.



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