jueves, 25 de abril de 2013

Canto a Bach

El olor a chocolate, churros y picatostes fue una constante durante muchos domingos de su ya lejana niñez. En Tarazona de la Mancha su abuela les preparaba con infinito amor el desayuno. En la sala contigua su abuelo interpretaba a Bach. Durante muchos años pensó que era el aroma del chocolate lo que le invitaba a despertar. Y aunque todo hace, lo que de verdad le devolvía a la vida era la música de Bach; con el tiempo sería su compositor favorito.

Minuetos y danzas antiguas

Muerde las cuerdas
de la guitarra española,
reina el sosiego
y la calma espera.

Tiemblan y firmes quedan,
acompañando con notas
el sonido y la grandeza
de la música barroca.

Tiene cabida en la sala,
no interrumpe ni agita
el silencio armónico
del que entre escritos navega.

Muerde las cuerdas muerde,
manos frágiles de artista,
no temas por ellas no temas,
que son duras como la vida misma.

Partituras legendarias
que llegan hasta nuestros días,
parece que Bach ya sabía
que estos versos le escribiría.

                                                               (Inklings)

J. S. Bach

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