sábado, 6 de julio de 2013

Lumen Fidei (1/2)

Ayer se presentó la Carta Encíclica Lumen Fidei. El Santo Padre se dirige en ella al conjunto de la Iglesia Católica, y al resto de la humanidad, me atrevería a decir. Es una carta peculiar en varios aspectos: la primera firmada por un Papa con el nombre de Francisco, que además es el primer Papa procedente de la orden religiosa de los Jesuitas, o la primera en ser redactada a dos manos pero pensada a cuatro –ya que fue Benedicto XVI el que hizo una primera redacción de la misma, con las posteriores aportaciones de Francisco.

La Luz de la Fe se divide en cuatro capítulos: 1. Hemos creído en el amor, 2. Si no creéis, no comprenderéis, 3. Transmito lo que he recibido y, por último, 4. Dios prepara una ciudad para ellos.

Escribo estas líneas habiendo leído tan solo los dos primeros capítulos, pero su lectura, como no podía ser de otra manera, me ha llenado de Luz. Y doy gracias a Dios por ello.

A lo largo de Hemos creído en el amor -¿qué es Dios sino amor hecho hombre y muerto en la Cruz para el perdón de nuestros pecados?- nos encontramos con el ejemplo valiente de Abraham, con la fe del pueblo de Israel, con la fe cristiana como camino para alcanzar la plenitud y la salvación o con el apartado, muy interesante, dedicado a la forma eclesial de la fe -¿cuántos católicos sabemos realmente lo que significa ser miembros de la Iglesia?

En Si no creéis, no comprenderéis nos encontramos con temas muy sugerentes y que a mí personalmente me seducen mucho, Fe y verdad, el Amor como conocimiento de la verdad, la fe como escucha y visión -¿no les parece que vivimos rodeados de ruido y sin tiempo para “ver”?-, un tema que me interesa especialmente, que es el del diálogo entre la Fe y la razón, la Fe como el vía para la búsqueda de Dios o la relación que guarda la Teología con todo ello.

La Carta Encíclica Lumen Fidei está escrita con total claridad y transparencia, en un lenguaje sencillo y luminoso. Recomiendo su lectura a todo el mundo, creyente o no creyente, católico o no, pues no hay duda de que arroja Luz. Termino con Dante, cuando en la Divina Comedia, después de confesar su fe ante San Pedro, la describe como “chispa/ que se convierte en una llama cada vez más ardiente/ y centellea en mí, cual estrella en el cielo”.


El martes más. Buen fin de semana.


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