España ha recibido durante
decenios los zarpazos de la banda terrorista ETA. Ahora los españoles los
seguimos recibiendo aunque es cierto que de otra manera, ahora se mata “moralmente”.
Cientos de personas han regado con su sangre las calles de nuestra geografía. Manos
blancas al frente han clamado con inmenso dolor por el fin del terrorismo y se
ha pedido una y mil veces a De Juana Chaos, Bolinaga, Otegui y compañía que dejaran
de matar. Nada, unos han apuntado y otros apretado el gatillo, matando hasta
que se han salido con la suya. Porque se están saliendo con la suya, aunque eso
es harina de otro costal…
Leo con pasmo las declaraciones
del obispo Uriarte. No he visto a éste Obispo vasco en ninguna manifestación
contra ETA en los años en los que aquella asesinaba un día sí y otro también. No
me suena leer ninguna nota de prensa en la que condenara a ETA con la misma
contundencia con la que ésta mataba a los asesinos.
Uriarte ha manifestado que el Estado
español debería pedir disculpas a ETA y a mí esas declaraciones me parecen bastante desafortunadas. Que diga ahora a ETA que pida perdón, “a buenas horas mangas
verdes”. Para perdonar, Uriarte debería saber que hay una condición previa, la
del arrepentimiento. Y ni siquiera eso han hecho.
OLVIDAR NO ES JUSTO
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